divendres, 14 de novembre del 2008

Sobre la tasca de l'escritor

(...) Vacilé, irresoluto, durante varias semanas, buscando mentalmente cómo iniciar el libro. Toda vida resulta inexplicable, seguía diciéndome para mis adentros. Por muchos que sean los hechos relatados, no importa qué detalles se den, las cosas esenciales resisten a cualquier relato. Decir que tal persona nació en tal sitio, y fue a tal otro, que hizo esto o aquello, que se casó con esa mujer y tuvo esos hijos, que vivió, que murió, y que dejó tras de sí unos libros, una batalla, o un puente, ninguna de dichas cuestiones nos dice gran cosa. Todos queremos que nos cuenten historias, y las escuchamos de la misma forma que solíamos hacerlo cuando éramos jóvenes. Imaginamos la historia real que hay detrás d elas palabras, y para hacerlo nos colocamos en el lugar de quien es protagonista del relato, pretendiendo que le podemos comprender porque nos entendemos a nosotros mismos. Lo cual no pasa de ser un engaño. (...)
(...)Todo el mundo sabe que los relatos son imaginarios. Cualesquiera que sea el efecto que produzcan en nosotros, sabemos que no son verdad, incluso cuando nos exponen verdades más importantes que aquellas que podemos encontrar en otra parte. (...)
Paul Auster. Fragment de "Trilogía de Nueva York"

felip contacontes